Está hecho con 500 gramos de harina, 300 ml de agua, 150 gramos de masa madre y 10 gramos de sal, con el añadido de 2 gramitos de levadura fresca porque la masa madre me parecía que estaba un pelín perezosa (en realidad la que estaba perezosa era yo y los refrescos después de Semana Santa no habían sido todo lo regulares que debieran).
El proceso fue: fermentación toda la noche en la nevera, otras dos horas fuera para atemperarse, formado, otra hora de reposo y al horno.
Todo iba de maravilla hasta el formado y el último reposo. Después de formando y antes de darle la vuelta tenía bastante buena pinta
El problema fue cuando después del último reposo le di la vuelta para meterlo en el horno y vi que el doblez se había sellado completamenete a pesar de la generosa cantidad de harina que llevaba. Me pasa siempre algo similar con el payés. Como era de esperar en el horno no se despegó y de hecho el pobre pan se rajó con un lateral, que a pesar de ser antiestético por lo menos indicaba que crecía bien.
El aspecto final es un poco raro, sin cabeza y totalmente desnivelado, bastante más alto en el lado que se abrió. Más que un alentejano es una hogaza amorfa.
De sabor estaba rico. Al alveolo en general pequeño pero sin ser pesado, con agujeros grandes cerca de la corteza.
Habrá que repetirlo, a ver si consigo que no se selle el doblez y tenga pinta de pan alentejano de verdad.Estadísticas: Publicado por Carmen Pan — Jue 30 Abr, 2015 23:15
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