A mi me resulta muy difícil controlar la deriva de lo que yo mismo empiezo, a veces con apasionamiento, sin saber muy bien a donde va a llevar. No creo que sea malo rectificar, ni estar abierto a que te convenzan de que por ahí no es la cosa. El problema es que el mundo de la industria o de la inversión no suele tener en general esas prevenciones. Vamos, que una mega empresa no desanda el camino por el que ha apostado si alguien le demuestra que lo que hace es contraproducente para, por ejemplo, la salud del planeta. No ocurre como en la ciencia, aquí tu "verdad" compite con la de los demás, y suele ganar quien más energía le inyecta.
Digo esto porque cuando se habla de "Cultura del pan" creo que se está haciendo una apuesta, no solo por una manera de enterder el pan, sino por una manera de re-presentar la cultura. Y digo ésto al margen de cajas negras o crudas, modernas o antiguas, pero también quizás con ellas. Y no solo por el artículo en cuestión. A mi también me da un poco de miedo la expresión. Se puede escoger otra forma de expresar el interés por el pan, pero no, se habla de "cultura del pan", como si fuera algo nuevo. Pero un titular o una definiciíon también tiene sus implicaciones. Por un lado puede ser una manera de ocultar lo que ya de hecho se está haciendo (puede que por desconocimiento), dando a entender como que hasta ahora no existía nada, o incluso que la tradición está llena de prejuicios. Aunque esta no sea la intención. Por otro, suena un poco a alejamiento del pan de la cultura, entendida como un magma de saberes y haceres de una sociedad, y un acercamiento a lo que pueden ser los productos especializados de lo que entendemos hoy por arte. Lo cual no creo que sea bueno ni malo. Conlleva al mismo tiempo la posibilidad de dar importancia al pan, a su experiencia y su desarrollo, pero por otro lado a lo mejor también, en paralelo con lo que ocurrió en el arte, una sobredimensión del ámbito (o sea, intermediarios, intérpretes, gestores, superespecialización...). Una maraña de intereses, creados a partir del pan, pero donde al final el pan solo sirva como combustible para alimentar la maquinaria, como recurso. Y que haga al final que el pan parezca que exista gracias a ella, y no al revés.
Uff, qué peligro tienen las "industrias culturales", cada que que oigo ésto creo que pierde la cultura y gana la industria. Pienso que el asunto quizá tenga que ver también con que casi cada vez que se quiere prestigiar o hacer que algo sea valioso, se le llama arte. Así, si triunfa el "pan de autor", es en parte porque el panadero es un artista. Lo cual, por un lado, está bien, porque podremos degustar y apreciar una experiencia subjetiva y diferente. Pero si , como en el caso del artista genial, ensimismado, que su arte es un fin en sí mismo, si esto sucede al margen de cualquier entreverado con la cultura, con la ciudad, con la sociedad, todo será más en beneficio de la industria y de sus gestores, de donde los panniers serán una pieza más. Junto con nosotros, que también estamos ahí metidos.
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