Venga, voy a contar mi pequeña aventurilla de introducción cervecera. Reíros todo lo que podáis, que yo lo sigo haciendo.
En general ha sido una experiencia magnífica que recomiendo a todo el mundo. Se pasa un rato divertido, aunque algo estresante, sobre todo si lo acompañas de buena gente, buena cerveza (llevamos Sang de Gossa, que está impresionante) y buena música. Yo iba tan pasada de emoción, y tan falta de sueño precisamente por eso, que metí la pata varias veces y de forma irreversible (creo).
Algunas notas:
- esterilicé todo al dedillo, metido en el fermentador menos la espátula que no me cabía y lo hice en la bañera junto a un recipiente para apoyar los instrumentos (esto se me ocurrió a última hora). Primera cagada: cerré mal el grifo del fermentador y cuando íbamos unos 10 litros notamos un charco en el suelo. ¡Horror! Tuve que meter el brazo recién lavado para cerrarlo. Mi mayor miedo en estos momentos es que haya creado un monstruo lámbico.
- A la hora de llenar el fermentador con el agua, no se nos ocurrió meter ninguna garrafa a la nevera, por lo que el mosto terminó en 27ºC. Que sepáis que veintipico litros tardan alrededor de 3 horas en ponerse a 22ºC. Ja! Estuvo tapado todo el tiempo, pero creo que perdió parte del oxígeno que le había estado metiendo con la espátula los 20 min. antes.
- Con los nervios que llevaba y la cagada de meter el brazo, se me ocurrió hidratar la levadura como los pros. Mezclé una cucharadita de azúcar en un vaso de agua y lo calenté al micro, como a 80ºC. Bajé el vaso al txoko y tardé menos de 2 minutos en verter la levadura al agua. La levadura tardó menos de 2 segundos en morirse.
Me fui a comer y me di cuenta de mi error en la sobremesa. Solución: eché un sobre de que tenía por casa. Era eso o abrir el grifo y dejar correr la cerveza por el desagüe.
No tengo ni idea del monstruo que he creado. He leído un poco por ahí para ver si alguien había utilizado la levadura de champán en la cerveza y parece que hay algún loco que otro que sí, que lo ha probado. Eso sí, en cervezas de densidad altísima, y la mía tenía sólo 1042, lo normal. Lo tengo en el txoko de otra casa, que está en un pueblo más alto que el mío, y frío, muy frío. Esta mañana me he acercado a ver cómo iba y aún no había arrancado la fermentación. Estaba a 16ºC y le he puesto una mantita y un cartel. Hay mucho curioso por ahí suelto (léase mi hermano).
Me siento un poco entre científica loca y pepe gotera. A ver qué sale de toda la aventura esta. Os informaré. Ahora no os pongo más fotos porque el encargado de hacerlas no hizo bien sus deberes y no tenemos un reportaje gráfico demasiado decente; ahí van algunas para ilustrar:
(Casi) todos los útiles de trabajo.
Aquí esterilizando.
El comienzo de mi cerveza, ahora mejorada.
Esto es justo antes de meter el brazo para darle nuevos y desconocidos sabores. Se ve un leve asomo del charco celestial.
Esta es una espátula muy larga que compré en los chinos. Creo que pillaré la cuchara de plástico que es más inofensiva.
Se ve cómo crece el charco.
El fermentador calentito.