Ya estoy de vuelta de Londres con algo de tiempo para explicar detalles de la maratón.
Primero de todo, gracias por vuestras felicitaciones. Y sí, Herr Loreto también corría. No sólo eso si no que hizo su mejor marca personal
De todos es sabido que en Londres llueve día sí y día también y aunque mi espíritu optimista siempre me hace confiar que la metereología será benévola en esta clase se eventos, esta vez la cosa pintaba muy muy mal. Llevaba toda las semana lloviendo y las predicciones eran de lluvia, viento y frío. Nosotros llegamos el jueves por la mañana y el paraguas nos acompañaba a todos lados. Pero llegó el domingo y ocurrió un milagro (eso o realmente PANFANATIC es medio bruja y cualesquiera sean sus métodos funcionan... gracias!) y el día amaneció con un cielo azul, la temperatura dió un salto hacia arriba de más 10 grados y nada de viento. Y eso duró lo que tardé yo en correr la maratón porque las nubes empezaron a hacer acto de presencia y una hora después de cruzar la meta ya volvía a llover.
La organización es fantástica (no falta de nada, miles de voluntarios, agua, bebidas isotónicas, gel, vaselina, lavabos, duchas, asistencia sanitaria.... disponibles de principio a fin) el recorrido es muy bueno recorriendo Londres de este a centro y llegada en Buckingham Palace (sólo hay algunos tramos en que las calles son algo estrechas para los más de 37.000 locos que corríamos) con un perfil de carrera con más bajadas que subidas y la animación en las calles increíble (para mí el momento más emocionante fue cruzando London Bridge). Hay muchos corredores disfrazados de pies a cabeza con atuendos imposibles para correr (o no, porque en los últimos kilómetros me adelantó la Abeja Maja, una Fresa, un Perro de peluche... y no me lo podía creer).
Esta era mi séptima maratón y sabía que iba ser la más dura por la falta de preparación y las lesiones. Hasta el km 12 las sensaciones eran buenas pero entonces... zas! mi rodilla derecha me recordó la tendinitis que había estado sufriendo las últimas semanas. Tal vez hubiera sido más sensato retirarse en ese momento porque todavía quedaban 30 km por delante pero decidí seguir, haciendo pequeñas paradas cuando el dolor subía hasta la cadera o cuando las fuerzas parecía que no llegaban. Una maratón no se corre sólo con las piernas y los últimos km era mi cabeza quien tiraba negándome a parar aunque mi ritmo fuese cada vez más lento. Y aunque sea difícil de entender para alguien que no sea corredor, a pesar de todo el esfuerzo y sufrimiento y hacer mi peor marca personal, disfruté muchísimo la carrera y espero volver a correrla.
Al día siguiente simplemente bajar las escaleras del metro era terrorífico
.... no importa, ahora sólo pienso en recuperarme y empezar a entrenar para la siguiente, la Maratón de NY en noviembre