El tema de la madre, como te dicen Izaskun, Javier y Jarrete es sencillo. Para empezar tienes que conseguir que se adapte a tu horario y condiciones.
Es una cosa sencilla, para una cantidad dada de masa madre, cuanta más harina le pongas para "digerir" (o sea, como sus deberes), pues más tardará. En esto, además del tiempo influye la temperatura (a más calor, tarda menos; a más frío, tarda más).
Así que un "refresco" (un ciclo de alimentación) en el que pongas 1 parte de madre, 1 parte de harina y (por decir algo) 1 parte de agua, puede tardar 4 horas; pero si hace frío puede tardar 5 y en verano 2,5 horas. Eso nadie te lo puede decir, tienes que observarla un par de veces y aprender cómo funciona (es sencillo, simplemente es como si un día cambias de marca de arroz o de pasta).
Para que te hagas una idea, fermentar a 1+1+1 suele ser un ciclo relativamente corto, piensa en esas 3-4 horas (y corrígelo) según la temperatura que haga. Así que, como te dice Javier, es mucho mejor que tú pongas las reglas
Por ejemplo, ya que vivimos a ritmos de unas 8 horas (de sueño y trabajo), pues prueba a fermentar 1 parte de madre con 2 ó 3 de harina. Imagínate, yo con madre de centeno suelo hacer como lo vi una vez en una panadería, hago una fermentación larguísima, de 24 h, y la relación es 1 a 40. O sea, 10 g de madre por 400 de harina y 400 de agua. Así que con una cucharadita de café de masa madre, al día siguiente tengo más de 800 g de madre de centeno aromática y fuerte.
Lo dicho, haz que la madre trabaje a tu ritmo. Puedes refrescarla el viernes por la noche, y dejar que fermente esas 8-10 horas, para que el sábado por la mañana esté lista. O bien hacerlo el viernes por la mañana y que fermente mientras trabajas. De hecho, dar varios ciclos a la madre es muy bueno, porque así la reactivas, gana en fuerza, pierde acidez (en caso de que hay estado almacenada mucho tiempo en la nevera). Todo son ventajas