Buenas !
Me presento con este hilo.
He buscado un rato algún hilo parecido por el foro y no he conseguido encontrar nada. Si ya existe alguno sobre el tema, mis más sinceras disculpas ! No me molestaría en absoluto que lo borrareis, etc. (Estaría bien resumir toda esta disertación con alguna expresión sencilla).
Al grano.
Tras varias decepciones respecto a la forma final del pan siguiendo al píe de la letra las fórmulas de nuestros queridos Dan Lepard y Hamelman, ocurrió que un día con prisas, mientras preparaba el fantástico pan que nos muestra Lepard con leche, cebolla y laurel, se me olvidó dar la forma al pan antes del último reposo. Lo dejé simplemente plegado sobre sí mismo, a modo de toalla colocada en un armario.
Por las prisas de coger un tren, le di forma rápidamente y lo metí directamente en el horno.
Cuál fue mi sorpresa cuando comprobé que a los 10 minutos de estar dentro empieza a alzarse y elevarse para alcanzar precisamente el doble de su tamaño. Al elevarse en el horno había producido en los lados (era un pan redondo) un efecto parecido al greñado pero incluso más pronunciado.
Estaba bastante contento con el resultado final pero temeroso de que la miga o la textura fuera correosa o que el pan se desmigara con facilidad.
Sorprendido de nuevo dentro de mi estado de sorprendimiento compruebo que la miga está increible.
Os pongo un par de fotos de unos panes rápidos y sencillos que hice con levadura fresca.
Aquí se ve bien la elevación. En el primero se rompe la corteza por sí misma sin necesidad de hacer ningún corte previo!
Cuando he dejado la forma antes de la última fermentación, tras las horas se quedaba aplastado. Es verdad que no me he planteado nunca usar un banastillo.
Mi pregunta y la propuesta de debate es: ¿
Por qué se da forma antes de meter en el horno y no justo antes ?
A lo mejor no hay ningún debate que valga y la respuesta es muy clara.