Al final lo que pasa es que estas cosas de manual uno tiene que hacerlas compatibles con la vida cotidiana, y cuanto más fermentaciones, pues...
La primera experiencia no ha sido gran cosa: era un pan a base de espelta blanca, trigo blanco y trigo integral. Una fermentación larga en nevera (unas 12 horas), otra larga (6 horas en nevera), y un par de horas a temperatura ambiente. El amasado -toto el proceso a mano, en Barna no tengo de nada) lo hice antes de la última fermentación. El resultado, casi un churro: masa muy líquida (vaya con la espelta), sube poco y poca miga, tal vez incluso un pelín pasado de horneado. El sabor del pan, simplemente bien. Con salmón ahumado y huevo duro, extraordinario.
Ahora mismo acabo de poner en el horno algo que tiene mucha mejor pinta: pan blanco trigo-espelta. Primera fermentación en nevera, unas 12 horas. Segunda en temp. ambiente unas 3 horas. Y tercera unas 5 horas. Después amasado final -hubo uno ligero antes de la tercera fermentación, pero no es fácil porque la espelta absorbe poca agua-, formado y greñado unos segundos antes de ir al horno (220°). Esto ha subido, y además lleva un poco se pray de agua que lo pone doradito. ¡A ver cómo termina! No le voy a hacer caso a Iban y me voy a hacer un pa amb tomàquet esta misma noche con unas anchoas, sí señor.
|