Qué barbaridad. Por líos varios entro poco en el foro últimamente, y cuando me meto en el hilo semanal es como para quedarse a vivir.
La semana pasada tuve curso de panes italianos, me sobró sémola
rimacinata, así que alimenté una masa sólida de sémola varios días, y con 100% de sémola y bien de agua (sobre el 76%) me salió un pan muy rico. La corteza sabe nítidamente a maíz, a kikos, y la miga es deliciosa (use la mitad Caputo y la mitad de Cecco).
Lo tuve toda la noche en la nevera, lo formé con algo de tensión y cuidado, bien de vapor. Llegó al horno algo mustio (por el agua, parecía), pero luego se desarrolló muy bien.
También probé por fin la harina de trigo Montcada que conseguí a través de la gente del foro que visitó a Víctor de Triticatum. Es un flipe. La harina seca ya huele, como a hierba, a heno, a trigo muy fresco. Cuando la mezclas con agua y la pruebas (aún sin fermento) sabe aún más. Y el pan ya cocido adquiere ese toque como a miel, clavo, canela, heno... me recuerda un poco a un matiz que tiene el kamut, pero multiplicado por 100. Había leído acerca de su poca fuerza y absorción, así que en esta primera prueba le puse un 62-63% de agua. Ya en el amasado se ve un poco cómo va a funcionar luego en la masa y el horno. Por cierto, es la harina "blanca" menos "blanca" que vi nunca
La miga es densa y húmeda (podía haber fermentado un poco más). El sabor es bestial. Tanto al de sémola como a este llevo varios días dándoles candela sin más; sin mantequilla, sin aceite, sin quesos, a palo seco. Hace tiempo que no disfrutaba tanto del sabor del pan. Es como cuando tienes una temporada que estás más "de cerveza" o "de vino".