Este pan que os enseño es la muestra de una mañana de aburrimiento.
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Hoy no tenía planes. Tampoco tenía mi masa madre a punto para ser utilizada, pero tenía unos recortes de unas chapatas hechas días atrás y decidí utilizarlo. Era muy poco cantidad de masa vieja, con una hidratación de un 70%, así que ajusté las cantidades para que me resultara una masa con una hidratación total del 50%. El peso de la masa no llegaba a 500 g en crudo, pero me he divertido y nos hemos reído un rato en casa con la dichosa masa.
En realidad, mi intención era hacer una alcachofa, foto de la portada de libro, pero en lugar de una alcachofa ha salido un abeto. Vale... pues he inventado el pan abeto
Es un pan que invita a comer al pellizco (¡con la rabia que me da pellizcar el pan!) y ofrece esta bonita imagen a medida que la parte alta va siendo devorada por mi tropa.
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Es curioso ver cómo la masa cae por su propio peso a lo largo de la fermentación. Durante este tiempo discutíamos en casa si sería alcachofa o abeto. Mirad con lo se presentó mi marido de vuelta de la compra del súper. ¡Qué rico él!
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segunda fermentación de 8 horas en nevera, se me ha espachurrado un poco, pero huele de maravilla.
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