Más que de frecuencia de controles lo que hay es un cambio de sistema de control. Estamos pasando de una administración paternalista, quisquillosa y ultrainspectora (y muy burocratizada, claro) a otra más anglosajona, en la que la responsabilidad de la producción es del industrial y la administración verifica los sistemas básicamente mediante auditorías.
Por ejemplo en el registro sanitario, hasta el año pasado todas las industrias alimentarias tenían que solicitar autorización PREVIA al inicio de su actividad, y se verificaba el cumplimiento de estructuras, además de su propuesta de sistema de autocontrol de la producción. Ahora esta autorización previa solo se exige a los productores de alimentos de origen animal (carne, leche, pesca, huevos). El resto (pan, pasteles, verduras, bebidas...) solo tienen que notificar el inicio de la actividad para tener un censo de operadores.
Estoy con Juantxo cuando dice que lo mejor es saber como trabaja el productor... Pero a un nivel casi íntimo. Os podría contar anécdotas de conversaciones con pastores de ovejas en la mancha, diciéndome que "eso de pasterizar la leche pa los quesos es una mariconá de veterinarios", o de carniceros usando aditivos a puñaos porque "después de tantos años esta fórmula me sale a mi riquisima"
Aún así, me quedo con el productor artesano, cercano y conocido, frente al gran industrial cuya responsabilidad está mucho más enfocada en el beneficio de sus accionistas que en la salud de los consumidores.