Aquí lo explica perfectamente. Puedo dar fe de que son un verdadero vicio. No apto para personas que se preocupan por su línea. ¡Ah! Y el aceite, al menos en mi infancia, era de girasol, no de oliva como se indica en el texto adjunto.
Texto sacado del blog "horno para bollos y pan". Quiero empezar hablando, a modo de homenaje, del pan más apreciado de la tierra de la que soy originario: la Ribera del Duero Burgalesa, que no es otro que la conocida Torta de Aranda. Se trata de una torta de pan (también conocida en otros lares como torta de aceite) que se caracteriza por su poca miga, una corteza muy agradable y un inconfundible sabor a aceite, y, que acompaña de manera excelente al plato estrella de la zona: el Lechazo Asado de raza churra, del que sin duda hablaremos amplio y tendido, otro día. La Torta de Aranda, si bien también se fabrica en las tahonas de la vecina localidad Vallisoletana de Peñafiel, ha sido el pan de fiesta de la zona, pues a diario el pan que acompañaba las comidas era la hogaza, hoy, con la llegada de la barra a las tahonas, suele ser ésta la acompañante, pero la calidad, el sabor y la textura de la torta siempre nos ha sonado a fiesta. Hoy, están en marcha iniciativas para proteger y garantizar su fabricación a través de la creación de una I.G.P. (Indicación Geográfica Protegida), como ya se ha hecho con otros productos típicos y de calidad de las distintas zonas geográficas de España, y protegerlos es fundamental para mantener la calidad de su origen. Su composición es: harina de fuerza, agua, sal, masa madre, levadura y aceite de oliva, empezamos amasando de 15 a 20minutos a 26ºC, reposando en bolas, para formar posteriormente las tortas estirando con los dedos haciendo marcas a modo de punciones, sin tocar las zonas de afuera, y untando de aceite sin que gotee la superficie, para terminar horneando a 220ºC, durante 30' sin vapor. El resultado es excelente.
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