Este es el primer verano que panifico con MM. No he salido de Sevilla y no paro de hacer cositas y experimentos.
Mi problema ha sido hasta este año que los 31º son permanentes en mi cocina desde junio hasta final de octubre, día y noche. Y aunque la tenga en la nevera (que está llena de comida y que mis hijas se encargan de abrir una media de 15 veces por hora) no se llega a enfriar y ralentizar.
Eso siginifca que: a) come mucho; b) si no la alimento a demanda, se acidifica a lo bestia.
O sea: o vivo inundada de MM y con el horno encendido permanentemente para gastarla (
) o tengo una MM con un nivel de acidez que se acerca a límites intolerables (
).
Pero ya te digo que este verano estoy logrando un gran equilibrio en mi MM y parece que le gusta el ritmo que le tengo marcado con tres usos semanales (lo que me obliga a hacer mucho pan y muchos derivados como bizcocho de MM, gofres, etc., para satisfacción de mis hijas, claro). Pero porque estoy de vacaciones en casa (cosas buenas que nos trae la crisis) y tengo mucho tiempo libre. En cuanto me incorpore al curro el lunes 3 de septiembre, se me acabaron los experimentos y las actividades lúdico-festivas-panaderas a este ritmo y volveré a la hornada semanal del domingo.