Me encontré con una buena cantidad de masa madre ajena, que parecía que se iba a quedar "para vestir santos"; encima, mi madre necesitaba pan para una reunión... así que puse toda aquella madre (que tampoco sé muy bien en qué estado estaba), añadí harina blanca de espelta como en un 70%, el resto trigo integral y una pizca de centeno (todo Rincón del Segura); además le puse 0,8% de levadura: tenía prisa, no tenía información de "la historia" de aquella madre, y no sabía cómo iba a funcionar aquella espelta... así que todo quedó bien. En apenas 3 horas, un panazo de más de 2 kg en masa y cerca de 2 kg tras el horneado, apenas cabía en el horno. Lo poco que pude catar era bueno, miga con generosa alveolatura, color crema con pintas, y sabor suave pero con fondo (de cereal y madre), y como era para llevar a la reunión (e impresionar a los amiguetes), pues funcionó