Más pan en "Hasta que llegó su hora", de Sergio Leone. Con peliculones como este me voy a aficionar yo pronto al western.
"- Más grandes las rebanadas, ¡mujer! Vamos a celebrar una fiesta, ¿no?
- Son como las de siempre.
- Ya, claro, como las de siempre. Maureen, pronto podrás cortar las rebanadas todo lo grandes que quieras, tendrás ropa nueva preciosa y no hará falta que trabajes más.
Cine sueco y pan. El manantial de la doncella, Jungfrukällan, de Ingmar Bergman (1959).
Panes para todos los gustos: negro, blanco, grande, pequeño, tutticolorituttisapori.
"Un lugar en el mundo", de Adolfo Aristarain. La única película que he visto dos veces seguidas en el cine. Federico Luppi, al alba y casi entre gallinas, hornea panes en un horno de leña similar al de Pereruela. Y otro objeto de deseo, al menos para esta aspirante a panadera, es la chimenea de su humilde cocina, el tipo de cocina que a mí me hace babear, y no la de Arguiñano.
Tengo que ponerme al día con este hilo, que he acumulado varias películas a lo largo de estas semanas. Va una de ellas:
Nineteen Eighty-Four (1984). En una sociedad totalitaria, el pan es un artículo de lujo digno del más peligroso contrabando. "A real loaf of bread" le dice Julia a Winston. En la misma bolsa lleva azúcar, mermelada, leche condensada y café.