Aunque no dispongo de fotos, este finde me he dedicado junto a mis padres a hacer carne de membrillo.
Los membrillos eran de una vecina que tiene un terrenito en el campo y que lo cultiva todo en plan ecológico.
Se limpiaron los membrillos con agua para eliminar la pelusa de la piel.
Se cocieron enteros hasta que estuvieron tiernos (pinchar con un palillo para comprobarlo)
Se dejaron templar y se pelaron (usar un cuchillo para facilitar la tarea) y se cortaron en trozos desechando la piel y las semillas junto al corazón del membrillo (parte dura junto a las semillas).
Los trozos pasaron por la batidora y posteriormente por el pasapures para dejarlo lo más fino posible.
Se pesó el membrillo (1.5 kg) y se mezcló con la misma cantidad de azúcar.
Se puso la mezcla a fuego medio, estuvo alrededor de una hora y media o dos horas, no estuvo más porque era tarde y mi padre estaba desesperado ya. Hubo que tener cuidado con los borbotones que saltan (mejor cocinar tapado). Y no olvidarse de remover de vez en cuando para que no se pegue. Se puede hacer con el fuego más fuerte, tardará menos en cocinarse, pero habrá que estar más pendiente para que no se pegue.
Se vaciaron en moldes y se dejó enfriar. Para mi la textura no ha sido todo lo consistente que debería, mi madre dice que ha salido dura. Ella lo cocinaba antes pesando el membrillo en crudo y no lo tenía tanto tiempo cociendo.
Para mi está deliciosa, se parece bastante a la industrial, pero mucho más rica. A mi chica que no le gusta el membrillo (sólo le gustaba la carne de membrillo industrial de una marca que hace referencia a un hidalgo de los de lanza en astillero), le ha encantado. Le di a probar de un trozo que me había cortado. Le pegó un bocadito, y al ver que no ponía cara rara le ofrecí otro bocadito, se zampó mi trozo entero
