Por ejemplo, esta mañana quería refrescar la masa madre, he usado casi toda para un pan de centento y me he quedado con una cantidad minúscula, miserable, de masa madre. Poco más de lo que queda manchando el bote cuando sacas la madre con una cuchara, fijaos.


¿Poco, eh?
No lo he pesado, pero no serían mucho más de 10 gramos, la verdad. A eso le he echado unas 5 ó 6 cucharadas colmadas de harina integral de centeno (¿150-180g? y agua hasta tener una textura de pasta densa, lo que suele equivaler a mitad harina, mitad agua).
Lo he dejado algo más de 5 horas, y ya estaba montada.

Total, que unos 10-15 g me habrán valido para refrescar cerca de 300 g de madre (de los cuales tal vez 140-150 serían harina), una proporción 1 a 15. En casa hacía buena temperatura (o sea, buena para quien le guste el calor, horrible para mí), unos 25º.
Realmente, con estas temperaturas, las proporciones varían, y la cantidad de madre inicial a emplear en muchas recetas es minúscula. Esta cantidad de madre, por ejemplo, la usaría para hacer un pan con unos 500-700 g de harina, y aún tendría otro pequeño resto para iniciar el nuevo ciclo.