Una vez listo el relleno, cuando se está enfriando, se prepara la masa; se amasa hasta que esté elástica. Se montan las claras a punto de nieve y se incorporan con cuidado al relleno (no vas a conseguir una mousse, pero hará que esté más esponjoso). Se estira la masa en un rectángulo de unos 5 mm de espesor y se incorpora el relleno, como si fuera un brazo de gitano, en una capa uniforme para después enrollarlo. Se deja fermentar unos 60 minutos y se hornea 45-50 minutos a 180º.
El Makowiec se sirve tradcionalmente en rodajas de este rulo en espiral, pero también se encuentran versiones de masa fermentada con el relleno por encima u otras variaciones. Además, el relleno también puede cambiarse, enriqueciéndolo con más frutos y pasas (ciruelas, nueces, avellanas, etc.) o un poco de licor.
Para el relleno
Semillas de amapola 300 g
Azúcar 200 g
Claras de huevo 2
Mantequilla 50 g
Almendra fileteada 20 g
Piel de naranja confitada 40 g
Pasas 50 g
Para la masa
Harina de trigo media 500 g
Levadura 15 g
Leche/suero de leche 120-150 g (que quede una masa intermedia, no muy pegajosa)
Yemas 2
Huevos 2
Azúcar 120 g
Mantequilla 100 g
Ralladura de limón 1
Sal 5 g
Vainilla, media vaina o bien azúcar vainillado.
Como dicen en Polonia: Smacznego! (que aproveche).
Pero, vaya, que con un yogurcito ligero y sin grasa te haces una idea.
), el buttermilk que compré a mi me sabe riquísimo. Es más, casi ya no compro yogures porque la complejidad de sabores que noto en el buttermilk casero no lo tienen los yogures comerciales... Pero sobre todo me gusta que esté vivo y que sea capaz de agriarme la nata para desayunar tostadas con creme fraiche (o algo parecido...)