

Ciertamente, ya he amasado muchas veces con heridas abiertas. Como dice Anthony Bourdain en su libro Confesiones de un chef, un buen cocinero debe ser inmune al dolor. En cuanto a la higiene, no me preocupan especialmente mis compañeros de piso, los consumidores del pan, porque todos los días se meten en la boca cosas que a saber de dónde vienen. Además, cuando hago pan me lavo muchísimas veces las manos, y eso es precisamente lo que me preocupa: si me pusiera con el hojaldre, al dedillo le costaría días recuperarse de tanta agua y jabón, y el escozor ahora mismo ya me está dando la mañana.
¡Esguinces, codos de tenista y cortes en la mano, yo os invoco! ¿Qué desgracias físicas os han impedido hacer pan? ¿Os habéis lesionado paneando? ¿Es momento de sacar la máquina panificadora del armario? ¿Alguien ha probado a amasar con guantes? Yo no lo voy a intentar ¿Sabéis amasar con una sola mano? ¿Con los pies, como esos pintores mancos que hacen calendarios? ¿Alguien se ha quemado con el horno? ¡Torpe!