Aquí una que anduvo por Pitões este fin de semana
Esas fotos están hechas en el "forno do povo", horno comunitario de la aldea. Había visto hornos similares en Tourém y otras localidades de los alrededores pero ninguno en funcionamiento. Tuve la suerte de pasar la mañana del sábado en este, viendo trabajar a la panadera y charlando con ella y las mujeres que le ayudaban. Afuera la temperatura subía poco de los 0ºC, así que ¿qué lugar mejor?
No es fácil describir el ajetreo de la panadera, todo el rato entrando y saliendo, ocupándose de calentar el horno, atando unas retamas para hacer una escoba y barrer las brasas, pesando y dividiendo la masa (unos 150 Kg, calculó a ojo cuando le pregunté)... y todo esto sin dejar de contestar mis preguntas e invitando con amabilidad a entrar a cuanto visitante y turista pasaba por allí a curiosear, como si no molestásemos, con todo el trabajo que tenía. Para que os hagáis una idea de la cordialidad de esta gente os cuento una anécdota: llegó una pareja de españoles con un crío pequeño, como de dos años. El niño estaba entusiasmado, quería tocarlo todo y no paraba de decir que quería comer pan. Todavía se estaba calentando el horno y estaban formando las hogazas. La panadera dijo que de buena gana le daría un poco de masa para que jugase pero que, como era de centeno, era pegajosa y se iba a poner perdido. Ante la insistencia del crío, le dieron una bolita de masa cruda bien enharinada que el crío llevó en la mano, con el mismo cuidado que si tratase de un huevo. Se fueron a dar un paseo y al cabo de un rato volvieron. Como el niño seguía insistiendo en que quería pan, en la boca del horno le pusieron, especialmente para él, una bolita de masa ("uma broinha") y también la suya, la que él llevaba en la mano y que a esas alturas ya estaba un poco espachurrada. Se cocieron enseguida y las comimos allí mismo, todavía humeantes.
Una anciana muy simpática y dicharachera (que no sale en las
fotos de A. Jorge que puso Miolo pero que posó encantada y con toda naturalidad para él) me contó cómo antiguamente preparaban el pan en las casas y lo llevaban a cocer allí, el horno funcionaba día y noche y había un orden establecido para usarlo. También lo usaban para secar el maíz, cuando ya le quedaba poco calor.
Me dijo que en la actualidad ya no hacen pan de maíz, lo hacen de centeno con un poco de trigo. Aunque todavía hay en los alrededores algún molino que funciona, tienen poco rendimiento. No se planta ya mucho centeno y lo suelen usar para los animales. Para la panadería compran la harina de fuera.
Ahora ya solo la panadera utiliza este horno. Tiene otro en la panadería, pero también usa este, el comunitario. No me enteré bien de en qué ocasiones lo encienden; alguien me dijo que con frecuencia y otra persona que solamente para las fiestas, pero vista la soltura con que trabajaba, no me pareció algo en absoluto excepcional.
Horneó setenta y tantas hogazas de 2 Kg. Me parecía completamente imposible que entrasen todas en el horno y la panadera se rió cuando se lo dije. Entraron. Las colocó muy juntas, manejando con maestría una pala larguísima. Dejó fuera una hogaza porque, me dijo, estaba un poco sobrefermentada y se iba a desparramar un poco y ocupar demasiado espacio. O sea, que (evidentemente) lo tiene todo bien calculado

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La foto está sacada de aquí.
La cocción fue de unos 90 min y la propia panadera se ocupó después de vender el pan en el mismo horno: 2 € la pieza.
A pesar de la pequeña decepción que supuso verle una camiseta de Puratos y un cubo vacío de algún producto de esa marca en la furgoneta

tengo que decir que el pan está muy bueno y que pasé una mañana estupenda.
Por si a alguien le interesa: Padaria Pitões, tel +351 276 563 103, +351 961 027 511