Pedimos algo de pan, sin mucha convicción, para untar la salsa de unas verduras salteadas. Cuando apareció tuve la certeza de no haber visto en mucho tiempo un pan de esa calidad en una cervecería. La textura y el sabor no defraudaron.
Había que indagar de donde salía y no fue difícil averiguar que se trataba del pan de cerveza Moritz creado para ellos por Xevi Ramón de Triticum.
No conozco su receta pero empecé a cavilar como incorporar los matices de la cebada en diferentes formas.
Empecé por macerar los granos de cebada durante un par de días, guardando las aguas para refrescar con ellas la masa madre de una harina integral, incorporando en los refrescos los granos de cebada.
A la masa, mezcla de harina blanca e integral, añadí también malta tostada y molida y claro, un par de cervezas frías para ralentizar la fermentación.
El resultado, no es por supuesto el del pan Moritz, pero no me ha defraudado.
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