A pesar del "sospechoso error" de la receta, ya digo que seguí para adelante.
Si se extienden muy finitas quedan muy crujientes y deliciosísimas.
Estas si son dulces y recuerdan bastante al barquillo. Y aquí las herramientas del panadero. Finalmente decidí cambiar la bola de pinchos por un masajeador anticelulítico que va de miedo y estimula a la vez la circulación de mis knäckebrod (vamos, que con el tenedor me etenizaba).
Desde que le vi a Ibán el rodillito ese alomado, quise tenerlo. Es lo mejor de lo mejor para extender las masas finitas del centro hacia afuera y en forma circular. A ver si este mes nos animamos un poco antes, que solo quedan tres semanas
